Nuestra propuesta, “
INICIATIVA DE CLASE”, pretende agrupar a todos los que apuestan por
una defensa del carácter de clase en las luchas de los trabajadores, así como
por la necesidad de agudizar la lucha de clases en estos momentos de la crisis
en los que el sistema sacrifica a la clase trabajadora en beneficio de la
oligarquía capitalista.
1.-DOCUMENTO FUNDACIONAL DE
“INICIATIVA DE CLASE”
Voces
airadas claman contra todo y contra todos. Todos a la calle. Obrero junto a
patrón, republicanos junto a policías, sin banderas, sin siglas, sin
ideologías, pero todos a por un único objetivo: linchar al político,
controlar al banquero. Los problemas son de los gestores del capitalismo,
dicen. Quitando de en medio a esos gestores, el capitalismo sería de color de
rosas.
Características
de estos movimientos, pues. Primero, apelan al cabreo de la población, a
la indignación, al sentimiento y a la emoción, adormeciendo con ello la razón,
negando el análisis racional para conocer con objetividad qué es lo que ocurre
con la excusa de que las ideologías dividen. Claman contra las ideas
-porque las ideologías no son mas que sistemas de ideas- claman contra la
razón, y aunque eso no es, paradójicamente, sino otra ideología: la del
irracionalismo. Segundo, no buscan las causas del problema para pasar a
solucionarlo, sino que ofrecen cabezas de turco a la población para que
descargue su ira. Tercero, con la excusa de la unidad por encima de
siglas y de ideologías, del consenso desde abajo, niegan la voz a toda crítica,
imponen sus postulados ciudadanistas subrepticiamente, de la forma más
antidemocrática posible. No es que no haya dirigentes en el ciudadanismo, lo
que no hacen es dar la cara, ni rendir cuentas, ni afrontar la crítica. (¿Quién
convoca tal acto? Nadie lo sabe: un grupo de ciudadanos indignados anónimamente
en las redes sociales. Nadie da la cara.) Cuarto, llaman a una falsa unidad
por encima de las clases, sin tener en cuenta que los intereses del obrero no
pueden ser los mismos que los del patrón que le baja el salario y que clama
por endurecer aún más la reforma laboral, cerrando los ojos al hecho de que los
intereses del trabajador jubilado no pueden ser los mismos que los empresarios
que claman para que se reduzca el gasto en pensiones para financiar con ese
dinero los rescates bancarios; que el trabajador enfermo no puede querer lo
mismo que los empresarios, grandes y pequeños, que quieren privatizar la
sanidad para hacer un buen negocio a su costa y, si no puede pagar, que se
muera. Por eso dicha unidad es falsa, por eso lo del 99% es una falacia,
por eso esa unidad no puede ir más allá de la demagogia populista y del cargar
contra cabezas de turco para que la verdadera causa del problema quede a salvo
sin resolver. Es una unidad que obliga al obrero a callar en tanto que obrero y
sólo le deja expresarse en tanto que ciudadano, es decir: en tanto que miembro
de la sociedad burguesa, en tanto que acepta sus preceptos y renuncia a su
propia clase, o sea: sólo le deja expresarse en tanto que burgués.
No
es la primera vez en la historia europea en que se ve esta demagogia populista.
Ya en los años veinte y treinta se oyeron las mismas siniestras melodías. Ya José
Antonio clamó entonces por “el movimiento que no es partido, sino
movimiento por encima de las artificiales divisiones en izquierdas y derechas”.
Ya Hitler clamaba contra la tiranía de la “plutocracia” y se
definía como “anticapitalista” por ello. Ya Mussolini cargaba contra
la corrupta democracia burguesa. Que las diferencias de forma, debidas a la
evolución de la sociedad, no nos impidan ver la igualdad en la esencia entre lo
ocurrido entonces y lo que ocurre ahora. La base de su discurso, la
demagogia populista interclasista, es la misma. Cargan, apelando a la
emoción, al cabreo, contra las mismas cabezas de turco. En efecto, esa
demagogia populista y los movimientos interclasistas que le daban cuerpo
constituyeron la base social sobre la que se alzaron las dictaduras fascistas.
Esas dictaduras no aparecieron de la noche a la mañana, sino que primero
“mitineaban” para constituir una base social que sustentara su establecimiento,
y fue un proceso del todo análogo al del actual ciudadanismo. El ciudadanismo
está sembrando fascismo.
El mal del capitalismo no son sus gestores. Es el capitalismo. Los gobiernos están al servicio del
capital, pero no de ahora, sino desde que existe el capitalismo. Si se carga
contra la democracia burguesa dentro del capitalismo, se está imponiendo su
única alternativa posible dentro del capitalismo: la dictadura fascista. Y
de lo que se trata es de tener una verdadera democracia, no una dictadura. Por
eso la única salida es luchar contra el capitalismo. No hay que
controlar los bancos, sino socializarlos. No hay que controlar las grandes
empresas capitalistas, sino que pasen a ser propiedad social para que así
trabajen a favor de toda la sociedad, no a favor de sus accionistas y
directivos. Para que no corrompan la democracia, hay que acabar con los
corruptores, no simplemente metiéndoles en la cárcel, porque mañana
aparecerán otros y la corrupción en todas sus formas seguirá ahí, sino acabando
con el capitalismo que da razón de ser, que da sentido, y que hace inevitable
que haya corruptores y corruptos. No hay que regular más o menos la explotación
del trabajador por el patrón. Hay que acabar con dicha explotación. Es
corromper la ley el que ésta ampare la explotación, regulándola en la cantidad
que sea. Así, es imposible que haya democracia. La ley ha de perseguir la
explotación, no ampararla con la excusa de regularla. Por eso hay que acabar
con el capitalismo.
Y
obviamente sólo los explotados, sólo la clase obrera y el resto de trabajadores,
pueden tener interés en llevar esto a cabo. Y los capitalistas, los
explotadores, los que van a ser expropiados por el bien común, se opondrán
tajantemente a ello. Por eso no tiene sentido unirse con los empresarios, ni
con los burguesitos que aspiran a un buen empleo de directivo o de encargado o
de capataz al servicio del capital para ayudarle a explotar a los obreros, ni
con los policías cuya función es la de proteger el orden social establecido; es
decir, la explotación. Y como no tiene sentido, como esa falsa unidad implica
que la clase obrera renuncie explícitamente a su interés, por eso los
capitalistas -basta ver su prensa ensalzando al 15M- promueven esa unidad
interclasista y tratan de evitar que la clase obrera se una como tal en vez de
diluirse en la burguesía, y así impedir que se constituya en un organismo
autónomo de la sociedad, que actúe para sí misma.
Sólo la unión de la clase obrera, unión en torno al objetivo de
romper con el capitalismo por ser la causa de los males sociales e instaurar el
socialismo, es una verdadera salida.
Sólo superando el capitalismo la democracia puede dejar de ser un instrumento
al servicio de los capitalistas. Sólo con el socialismo puede haber verdadera
democracia. Arremeter contra la democracia burguesa queriendo conservar el
capitalismo es el camino hacia la dictadura, es salvar el capitalismo a costa
de la democracia, es salvar a los capitalistas a costa del trabajador hasta
sus últimas consecuencias, es el obrero ofreciéndose en sacrificio a la mayor
gloria del capital. Eso es el ciudadanismo. Eso es renunciar a la lucha por el
socialismo.
Luchar por la unidad de la clase obrera, porque la clase obrera se movilice por sus
propios intereses. Ofrecer, en tanto que tal clase obrera, esta salida: la
superación del capitalismo, al resto de clases progresistas de la sociedad. Y aplastar
la demagogia populista del ciudadanismo, que está preparando el terreno a la
dictadura en todas sus formas, ya sean frentes cívicos interclasistas,
movimientos de clases medias a lo 15M o maniobras de las cúpulas sindicales
para diluir a la clase obrera en dicho ciudadanismo. Este es el camino. Lo
andaremos sin vacilaciones
2.-MANIFIESTO DE
“INICIATIVA DE CLASE”
En este
mes de Septiembre se cumple el quinto año de una crisis capitalista que se
abate desde entonces sobre los trabajadores y sus vidas y que se prolongará
muchos más.
En
este tiempo hemos visto los más infames modos de frenar la lucha de clases y
de impedir a la clase trabajadora situarse en el centro del combate contra el
capital.
En
lo sindical, los reformistas –CCOO y UGT-,han lanzando a regañadientes Huelgas Generales que sus dirigentes
no querían lleva a cabo. A la Huelga General del 29-S de 2010 –durante el
gobierno PSOE- sólo se llegó por el temor de perder toda influencia entre los
trabajadores. No tuvo continuidad en luchas posteriores. La del 29-M de 2011 la
tuvo no por voluntad de las cúpulas sindicales sino por las continuas
agresiones del gobierno natural del capital, el PP, contra funcionarios,
enseñantes, sanitarios y trabajadores ocupados de la empresa privada, parados y
pensionistas.
En
lo social, los movimientos “indignados”, nacidos según el diseño de las “revoluciones
de colores” surgidas tras la revolución naranja de Ucrania, han sido un
intento de desviar las protestas contra las consecuencias de la crisis
capitalista sobre los trabajadores hacia un callejón sin salida que no
cuestione el sistema económico de depredación. Su planteamiento ciudadanista,
interclasista, de progresismo vacuo, no exento de influencias populistas y
ultraderechistas, es la negación del protagonismo de la clase trabajadora en
las protestas sociales, la negación de la lucha de clases y la
simplificación de un anticapitalismo de opereta sólo centrado en los bancos y
el capital financiero. Para ellos, la empresa con sus relaciones sociales
de producción y explotación es un asunto baladí, menos que secundario. Poco les
importa que los principales golpes “legales” se hayan centrado en las
relaciones laborales, salariales, en los despidos y en las pensiones y que los
principales sacrificados por los recortes sean los trabajadores. Lógico al
predominar en este movimiento las clases medias que sólo buscan volver a un
Estado del Bienestar ya muerto para siempre.
Hoy
el reformismo sindical ha confluido finalmente con los falsos “indignados”. Promueve,
con las pseudoizquierdas, protestas y huelgas generales convocadas en
clave de “ciudadanía” en lugar de clase trabajadora (CCOO y UGT podrían
cambiar sus nombres por las de Comisiones Ciudadanas y Unión General de
Ciudadanos) y renuncia a dirigir las protestas, camuflando sus banderas
y su presencia dentro de ese fenómeno amorfo llamado “las mareas”, donde
la identidad política, sindical e ideológica propia de las organizaciones de
trabajadores ha desaparecido.
Es
necesario desenmascarar y denunciar el montaje negador de la clase
trabajadora y reorientar las movilizaciones hacia la lucha de clases para
acabar con el capitalismo y poner en marcha un proyecto de revolución social
con un horizonte de socialismo y no de falsas revoluciones a la islandesa.
Llamamos
a la clase trabajadora a no dejarse arrebatar su protagonismo en las luchas y a
defender su identidad de clase, como han hecho magníficamente los
mineros hasta que las cúpulas reformistas de CCOO y UGT les
traicionaron.
NO
SOMOS CIUDADANOS. NO SOMOS CLASE MEDIA. SOMOS
TRABAJADORES Y VENIMOS POR LO NUESTRO: LA LUCHA DE
CLASES
Madrid, Septiembre de 2012
e-mail: iniciativadeclase2@gmail.com
El análisis que hace este artículo de Iniciativa de Clase, sobre la situación actual española es correcto.Su objetivo de acabar con el capitalismo, y no gestionarlo lo comparto al 100%.Sin embargo veo dificil que se alcance dicho objetivo con llamamientos en abstracto, un tanto voluntaristas.
ResponderEliminarLa clase obrera necesita su Organización politica y sindical para poder hacer frente a la bien pertrechada burguesia. En estos momentos lo prioritario en mi opinión, es dotarse de las herramientas necesarias para hacer frente a la ofensiva del capital, y cuando se tenga la fuerza suficiente, pasar al contrataque.
No veo ninguna propuesta concreta de tipo organizativo: Partido, Bloque, Frente...bien tomando como base las organizaciones politicas y sindicales existentes o la formación de otra que, esta sí, reuna los requisitos para emprender el viaje. Porque de lo si debemos estar seguros, es que para llevar a cabo este viaje, sí que se necesitan aforjas.
Un saludo.